sábado, 14 de febrero de 2009

MONOTIPOS SUSTRACTIVOS.

toda la obra gráfica de alberto marcos

MONOTIPOS ADITIVOS.

“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.
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“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.



“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.






“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.






“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.







“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.








“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.





“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.






“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.






“SIN TÍTULO”
Monotipo aditivo 52 x 41 cts.


¿Qué es un MONOTIPO ADITIVO?

EL MONOTIPO ADITIVO.

Este método es junto a la manera sustractiva, el procedimiento más conocido por lo general, y a la vez el que permite la práctica más cercana a la pintura. Digamos que cuando nos referimos a la técnica, por la idea que se tiene de ésta, la mayoría de la gente piensa en este procedimiento. Por el hecho en sí de “pintar” directamente, con los útiles que consideremos más adecuados, sobre la superficie plana que servirá de soporte para crear la imagen sus resultados son, como decimos, muy pictóricos. Es este sin duda el valor más importante del monotipo por adición, y es en este método se refleja con más claridad el carácter personal de monotipo[1].

El proceso en sí consiste en aplicar la tinta sobre un soporte liso, como puede ser el cobre, el cinc, el acetato, el cristal, etc. mediante cualquier herramienta que permita la creación de imágenes con el acabado que deseemos, para más tarde proceder de manera común a su estampación, manual o con tórculo sobre un papel. Siempre que se parta de esta base estaremos hablando de monotipos de un modo u otro, por lo que es muy sencillo o complicado en la práctica en función de nuestras necesidades o exigencias. Sobre esta explicación entran en juego numerosos factores que pueden hacer que el proceso se complique.

Como se puede apreciar a lo largo de esta breve explicación la realización de monotipos es una técnica gráfica tan libre que sería poco productivo intentar determinar un procedimiento a seguir. Con puntualizar de un modo general las bases sobre las que se sustenta el proceso es suficiente si no queremos ser partidistas o ahogar las posibilidades del medio. Del mismo modo los materiales más comunes para una persona pueden ser complicados o poco apropiados en las búsquedas de otra. Por lo que sería en parte absurdo sugerir unas determinadas herramientas para su práctica. Creemos que el trabajo de cada artista determinará en cada caso, en base a sus necesidades, cuales son los materiales más adecuados. Hemos de saber que, como cuando nos encaminamos a realizar una pintura o un dibujo, los útiles más comunes nos ofrecen unos resultados que pueden o no adecuarse a nuestras búsquedas, pero son un buen punto de partida. En las primeras experiencias aseguran un resultado sin complicar demasiado el proceso. Pero el hecho de experimentar con la materia así como con las herramientas nos abrirá las puertas en la medida en que nos liberemos de lo común, de lo general, hacia nuestra forma particular de hacer.
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Si trabajamos, al igual que en algunas pinturas, dejando que la materia empleada se seque antes de dar una nueva capa, ésta ya no se transferirá al soporte en el que se pretenda imprimir la imagen. Está claro que cuando trabajamos la imagen la pintura debe estar fresca, pues sus cualidades físicas de adherencia van a permitir el posterior paso de la estampación. En la pintura muchas veces se acostumbra a trabajar la imagen sobre una capa de materia seca para obtener una superposición tonal determinada. Esto no es posible en el monotipo y es una de las razones que le dan frescura. Al no poder trabajar una imagen durante largo tiempo estamos obligados a afrontar con un mayor desenfado la creación, lo que modifica nuestro acercamiento a la obra y el modo de lograr las metas que nos planteemos.

El emplear tinta calcográfica u óleo, que suele ser lo habitual, nos va a posibilitar borrar y volver a empezar el total de la imagen o las partes que nos interesen, porque las pinturas oleosas retardan el secado manteniéndolo en unos tiempos largos que facilitarán el proceso. Así podremos trabajar los medios tonos con mayor facilidad y alargar su número considerablemente y con menor esfuerzo si añadimos un poco de aceite de linaza o similar a la tinta. Mientras que para aquellas zonas que se reserven los negros es conveniente una tinta o pintura más densa, de manera que nos resulte más sencillo lograr el tono apropiado[2]. No obstante se puede emplear cualquier tipo de elemento que tiña el papel con ciertas garantías.
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Una vez obtenida la imagen sobre el soporte elegido se procede a estampar mediante los procesos habituales, ya sea a través de un tórculo o de una cuchara de madera o baren que permite el estampado manual. Aunque la práctica manual disminuya uniformidad a la impresión, ya que no se realiza de igual modo por todo el papel que mediante el tórculo.

Los aspectos negativos y positivos de esta técnica giran en torno al mismo punto, la dificultad de emprender su práctica desde una perspectiva que permita obtener resultados sin que esto sea una cuestión de azar. Es sin duda uno de los pasos fundamentales en la creación de monotipos ya que sólo la experiencia y la habilidad en el cálculo de las cantidades de tinta pueden decirnos la dosis de la misma que tendremos que emplear para obtener una imagen. Será más complicado en aquellas en las que los tonos medios y claros se reflejen con más matices, así como cuando los negros sean potentes y quieran ser transferidos con toda su intensidad. Por esto la elaboración de monotipos es en ocasiones exasperante y exige de una gran capacidad técnica para la valoración de todos estos aspectos, ya que pueden llevar adelante la obtención de buenas impresiones o resultados deslucidos.

Poder valorar la incidencia que va a tener la presión en la transferencia de la materia depositada en el soporte es la clave para tener éxito. Al encontrarnos con una mezcla entre la pintura, con sus cualidades matéricas tan importantes, y la impresión, con sus procedimientos tan específicos, se hace difícil que converjan en un punto. Y que además de esto nos satisfaga, por supuesto sin que ambos componentes se entorpezcan mutuamente. La estampación de una obra pensada en términos pictóricos puede hacer que sus cualidades físicas no se adecúen a la presión que se ejerce sobre ella, de modo que la materia estalle estropeando el resultado perseguido. Si por el contrario la tinta o la presión no son suficientes el estampado revelará una imagen velada, en ella el papel no recogerá el tono deseado en cada parte de la imagen.
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En otras palabras, al no ser dura la consistencia de la tinta o de la pintura[3], la presión del tórculo, o la manual, puede cambiar su disposición en el soporte.

El monotipo por adición puede darnos unos resultados muy ricos en cuanto a la valoración de volúmenes y sombras, porque permite pasar del tono más luminoso al más profundo con un registro muy adecuado de sus cualidades. Esto viene determinado por el único y fundamental elemento que compone la imagen, la tinta. Cuando no necesitamos más elementos a la hora de dar la valoración tonal su intensidad y poder de atracción es mucho mayor. La tinta pasa al papel, que es el elemento luminoso sobre el que se deposita la imagen final, su claridad es determinante a la hora de valorar los tonos de la imagen. La transparencia de ésta se realza o disminuye por la acción del papel de impresión.

Considerando todos los factores aquí señalados, así como otros comunes a todas las técnicas de grabado o de la propia pintura, podremos valorar los factores que intervienen o que más influyen en el proceso creativo con el ánimo de trabajar con mayor comodidad. En muchas ocasiones los prejuicios o los miedos con que nos acercamos a los diferentes procesos creativos nos limitan y condicionan ahogando nuestras posibilidades y las del propio medio en sí. Siempre que tratemos de hacer desde la reflexión podremos superar las dificultades en la búsqueda de resultados. El monotipo por adición entendido en la medida en que se han desarrollado las técnicas y los materiales del arte podrá superar ciertas limitaciones impuestas por la tradición y que tienen poco que ver con las posibilidades técnicas que nos ofrecen.


[1] Mazur, Michael; “Monotype: an artist’s view”; ”The painterly print: monotypes from the Seventeenth to the Twentieth Century”; Metropolitan Museum of Art; 1989. Págs. 55 y siguientes.

[2] Mazur, Michael; “Monotype: an artist’s view”;”The painterly print: monotypes from the Seventeenth to the Twentieth Century”; Metropolitan Museum of Art; 1989. Págs. 55 y siguientes.

[3] Desde la época en la que Edgar Degas, junto a los artistas del momento, los impresionistas, comienza a emplear el óleo, éste pasa a ser el material más manejado a la hora de realizar monotipos por sus cualidades de luminosidad junto con todas las características propias que no hace falta comentar ahora. Aún así, todo tipo de tintas oleosas o al agua pueden ser empleadas teniendo en cuenta, para su buen aprovechamiento, las características de cada una de ellas y sus condiciones de secado.

MONOTIPOS TRAZADOS.

“TIEMPOS MODERNOS”
Monotipo trazado 76 X 84 cts.
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“TERRITORIOS ARTÍSTICOS”
Monotipo trazado 70 X 100 cts.


“SIN SEÑALES DE MORANDI”
Monotipo trazado 70 X 100 cts.


“SELF-ASSURANCE”
Monotipo trazado 55 X 76 cts.


“KNOWLEDGE”
Monotipo trazado 55 X 76 cts.


IMAGINATION”
Monotipo trazado 55 X 76 cts.


“ARTISTAS LEVES”
Monotipo trazado 76 X 60 cts.


“EL PESO DE LA TRADICIÓN”
Monotipo trazado 100 X 70 cts.


“EL HECHO CREATIVO”
Monotipo trazado 70 X 100 cts.
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“EL DISCURSO ARTISTICO”
Monotipo trazado 70 X 100 cts.


EL DESAYUNO”
Monotipo trazado 70 X 100 cts.
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“C’EST NE PAS”
Monotipo trazado 70 X 100 cts.


“CABEZUDOS”
Monotipo trazado, 39 x 76 cts.

¿Qué es un MONOTIPO TRAZADO?

El monotipo trazado es más desconocido de los tres y quizá el más complicado de relacionar en principio con la técnica. En los otros dos procedimientos se afronta la obra desde una práctica absolutamente pictórica, por el hecho de valorar las imágenes a través de la mancha más que de la línea. De este modo cobra más importancia en la composición el tono en el conjunto, ya sea desde la mancha por sí misma o desde la incorporación de luces al fondo. No cabe duda de que en el caso de que lo necesitemos podemos en ellos también recurrir a la línea, pero los mejores resultados se alcanzarán en otras direcciones, ya que la técnica favorece este hecho. En sintonía con lo práctico de cada técnica lo más común sería proceder de este modo.

En el monotipo trazado vamos a valorar las imágenes desde una casi obligada traducción de las formas en líneas, por lo que su carácter es más dibujístico. Se produce de este modo una diferencia fundamental con respecto a los dos anteriores métodos, ya que ahora la línea va a ser el elemento difícilmente ineludible. No es que se pueda emplear, como sería lo más común en la idea de monotipo que generalmente se tiene, sino que éste método se basa fundamentalmente en ella, y desde ella se articula la base procedimental de la técnica. Como no podía ser menos, el monotipo trazado defiende un uso absolutamente libre de los medios al alcance de cada artista. Pese a que sus cualidades a primera vista sean estas, como decimos, en caso necesario se puede trabajar en todas las direcciones.
El principal inconveniente del uso de manchas está en que la presión a través de la cual se realiza la impresión de la imagen resulta mucho más complicada y menos satisfactoria. Como ésta se ejerce manualmente por obligación, el esfuerzo físico es mayor. Sin embargo cuando dibujamos líneas se registra con una mayor sencillez la superficie de las mismas, así como con una notable calidad de impresión que en el caso de la mancha es difícil de lograr sin la ayuda de un tórculo. En cualquier caso obtener buenos o malos resultados dependerá en gran medida de que sepamos adaptarnos a la técnica para sacarle mayor partido.

Es quizá el procedimiento de estampación más práctico y sencillo que se puede llevar a cabo para lograr una imagen. Por la presión del lápiz sobre el dorso del papel éste se pone en contacto con la superficie entintada recibiendo la tinta que se transfiere mediante la presión.

No es necesaria la utilización de tórculo alguno, por lo que su uso está al alcance de cualquiera sin necesidad de emplear grandes medios técnicos. El monotipo trazado permite limitar la presión que se ejerce para transferir la tinta a una superficie mínima, y así ahorrar esfuerzos. De este modo se traza una línea en el papel para la impresión semejante a la que traza el elemento o útil de dibujo empleado para crear la imagen. Normalmente son más adecuados los papeles finos para que la línea recoja con más definición y verosimilitud el trazo. Pero sobre la base de esta explicación técnica, como en los anteriores casos, cada artista podrá establecer las variantes oportunas para lograr resultados determinados.

jueves, 12 de febrero de 2009

¿Qué son los MONOTIPOS?

1. EL CONCEPTO DE MONOTIPO.

Para comenzar es fundamental poder entender a qué nos referimos concretamente cuando empleamos el vocablo monotipo, ya que desde su descubrimiento, se han venido produciendo una serie de confusiones acerca de la técnica que se esconde tras el término. En primer lugar trataremos de esclarecer en la medida de lo posible estas confusiones. En ocasiones en el monotipo entran en juego numerosas posibilidades debido a lo sencillo que es el concepto en sí de la técnica. Sólo necesitamos tinta, presión y un soporte sobre el que realizar la imagen, cómo hagamos la estampación o cómo creemos la imagen es algo que deberemos determinar en cada caso dependiendo de nuestras exigencias y planteamientos.
Ante este hecho resulta evidente la imposibilidad de marcar caminos en la práctica de monotipos. Por definición el monotipo sería la:

"Estampa a la que se transfiere por contacto la imagen pintada o dibujada en un soporte rígido cuando el pigmento está todavía fresco. Desde el punto de vista no solo de la técnica sino también del lenguaje, el monotipo está a caballo entre la pintura, el dibujo y el arte gráfico, con el que coincide en el hecho de que el producto final es una estampa, es decir, el soporte que contiene la imagen definitiva es distinto de aquél en el que ha intervenido el artista. Sin embargo, se diferencia del arte gráfico en la más específica genuina y peculiar de sus características: la multiplicidad del producto. En efecto, al no ser fijada permanentemente la impronta en el soporte y, en consecuencia, no ser entintada durante la estampación – el propio pigmento empleado por el artista es el que crea la imagen transferida -, resulta imposible obtener más de una estampa por este método – de ahí su nombre -. El pigmento usado con mayor frecuencia para pintar es el óleo.
Aunque conocido desde el siglo XVII, han sido los artistas del XX quienes se han sentido verdaderamente atraídos hacia el monotipo debido a la originalidad de sus texturas".

Texto "Diccionario del Dibujo y la Estampa: Vocabulario y tesauro sobre las artes del dibujo, grabado, litografía y serigrafía".
Real Académia de BBAA San Fernando, Calcografía Nacional. 1996.
Javier Blas, Ascensión Ciruelos y Clemente Barrena.

Así pues, una vez definido el término, podemos empeza a ver de un modo más claro a qué nos referimos con monotipo y qué posibilidades tiene la técnica.
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2. ETIMOLOGÍA.


La palabra monotipo (en inglés monotype, francés monotype, alemán monotipia e italiano monotipo) está compuesta por el prefijo “mono” y el sufijo “tipo”. El prefijo viene del griego “mónos”, que significa solo, único o uno. Este prefijo sirvió para formar compuestos híbridos en el bajo latín, como podrían ser palabras con la misma estructura que la que nos ocupa u otras similares; y el sufijo “tipo” viene del latín “typus” y éste a su vez del griego “týpos” que significa "tipo, letra, lo que se refiere a un ejemplar abstracto o real, que tiene las características esenciales del grupo o clase al que pertenece"[1]. Por lo tanto podemos asegurar que el término hace referencia al ejemplar único, en el ámbito de las artes impresas, que no puede ser multiplicado. El sufijo tipo aquí sería anulado en cierto modo por el prefijo mono, ya que este
sufijo suele hacer referencia a un elemento que se usa para imprimir repetidas copias de una imagen. Mientras que el prefijo mono nos habla de su unicidad, de su naturaleza única e irrepetible. De éste modo hay que entender el sufijo tipo más que como un molde del que poder estampar imágenes repetidas, como un modo de entender la creación de la imagen a través del estampado de tinta que se transfiere de una superficie a otra por medio de la presión, relaciona a la técnica con las artes impresas.

[1] S. Munguía, Santiago; “Diccionario etimológico Latino-español”; Ed. Anaya; 1985, Madrid.