sábado, 14 de febrero de 2009

¿Qué es un MONOTIPO TRAZADO?

El monotipo trazado es más desconocido de los tres y quizá el más complicado de relacionar en principio con la técnica. En los otros dos procedimientos se afronta la obra desde una práctica absolutamente pictórica, por el hecho de valorar las imágenes a través de la mancha más que de la línea. De este modo cobra más importancia en la composición el tono en el conjunto, ya sea desde la mancha por sí misma o desde la incorporación de luces al fondo. No cabe duda de que en el caso de que lo necesitemos podemos en ellos también recurrir a la línea, pero los mejores resultados se alcanzarán en otras direcciones, ya que la técnica favorece este hecho. En sintonía con lo práctico de cada técnica lo más común sería proceder de este modo.

En el monotipo trazado vamos a valorar las imágenes desde una casi obligada traducción de las formas en líneas, por lo que su carácter es más dibujístico. Se produce de este modo una diferencia fundamental con respecto a los dos anteriores métodos, ya que ahora la línea va a ser el elemento difícilmente ineludible. No es que se pueda emplear, como sería lo más común en la idea de monotipo que generalmente se tiene, sino que éste método se basa fundamentalmente en ella, y desde ella se articula la base procedimental de la técnica. Como no podía ser menos, el monotipo trazado defiende un uso absolutamente libre de los medios al alcance de cada artista. Pese a que sus cualidades a primera vista sean estas, como decimos, en caso necesario se puede trabajar en todas las direcciones.
El principal inconveniente del uso de manchas está en que la presión a través de la cual se realiza la impresión de la imagen resulta mucho más complicada y menos satisfactoria. Como ésta se ejerce manualmente por obligación, el esfuerzo físico es mayor. Sin embargo cuando dibujamos líneas se registra con una mayor sencillez la superficie de las mismas, así como con una notable calidad de impresión que en el caso de la mancha es difícil de lograr sin la ayuda de un tórculo. En cualquier caso obtener buenos o malos resultados dependerá en gran medida de que sepamos adaptarnos a la técnica para sacarle mayor partido.

Es quizá el procedimiento de estampación más práctico y sencillo que se puede llevar a cabo para lograr una imagen. Por la presión del lápiz sobre el dorso del papel éste se pone en contacto con la superficie entintada recibiendo la tinta que se transfiere mediante la presión.

No es necesaria la utilización de tórculo alguno, por lo que su uso está al alcance de cualquiera sin necesidad de emplear grandes medios técnicos. El monotipo trazado permite limitar la presión que se ejerce para transferir la tinta a una superficie mínima, y así ahorrar esfuerzos. De este modo se traza una línea en el papel para la impresión semejante a la que traza el elemento o útil de dibujo empleado para crear la imagen. Normalmente son más adecuados los papeles finos para que la línea recoja con más definición y verosimilitud el trazo. Pero sobre la base de esta explicación técnica, como en los anteriores casos, cada artista podrá establecer las variantes oportunas para lograr resultados determinados.

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